miércoles, 30 de noviembre de 2016

ASSOCIAÇÃO CHAPECOENSE DE FUTEBOL: POR LA ALEGRÍA DE JUGAR AÚN A COSTA DE LA GRAVITACIÓN Y LA TRAGEDIA. Por Jesús Garrido





Mi hermano menor, José Luis, viajó a Brasil hace ya una década por motivos de trabajo. De allá me trajo, como souvenir, una playera de la selección brasileña y se reservó para sí un jersey del Flamengo, uno de los dos equipos más populares y poderosos, junto con el Fluminense, de Río de Janeiro. Cabe hacer mención que él nunca fue un apasionado del futbol y sospecho que su seguimiento por el Cruz Azul fue contagio mío, pero alguna otra tendencia futbolística debió contagiársele también por allá mientras bailaba la samba, que a fin de cuentas su verdadera pasión era el baile y su estancia coincidió con el Carnaval. 
Flamengo, Fluminense, Vasco da Gama, el Santos de Pelé (así aprendí a nombrar al Santos de la ciudad del mismo nombre en el estado de Sao Paulo), junto con el Botafogo, Palmeiras o Gremio de Porto Alegre son nombres míticos tanto para nosotros en estas tierras de Centro y Norteamérica como para los propios brasileños. Quizá más para ellos, porque, dicen, para muchos fanáticos llega a ser cuestión casi religiosa. Pero junto a esos grandes nombres, existen decenas, quizás cientos de pequeños equipos profesionales (al fin la extensión del país es enorme) que no figuran en la divina nómina de uniformes y banderines sagrados. De allí, de esa masa casi anónima, al menos para el resto del mundo, surge de repente alguna escuadra indómita e inesperada que destaca en algún campeonato regional o nacional (el brasileirao), en la Copa Libertadores o en la Copa Sudamericana. Entonces, ante el equipo de nombre exótico, surge la pregunta ¿de dónde salió?, para lo cual la respuesta es “da igual, si es de Brasil, saben qué hacer con el balón”. Así pasó con el Sao Caetano, ahora vuelto a sus orígenes, es decir, descendido sucesivamente de la serie A a la B y luego a la C y actualmente en las catacumbas de la serie D. Pero el Sao Caetano alguna vez afloró en lo más grande del bresileirao y fue incluso subcampeón de la Copa América 2002. 
Lo mismo puede contarse ahora del Chapecoense, con sede en la ciudad de Chapecó, en la zona oeste del estado de Santa Catarina: llegó a la Serie A apenas en 2014 y ya estaba dispuesto a jugar su primer final internacional ante el Atlético Nacional, de la ciudad de Medellín, Colombia. Si bien el Estado de Santa Clara se ubica en el sureste brasileño, de donde han salido los mejores futbolistas y los equipos más famosos, el Campeonato Regional Catarinense no está a la altura del prestigio
sureño, los clubes más importantes de dicha Liga: Avaí, Figueirense, Criciúma y Joinville y el mismo Chapecoense, tienen un historial más bien modesto, si no es que inédito, a nivel nacion
Leemos ahora acerca de la tragedia aérea, anotamos algunos nombres de la plantilla de jugadores: Alan Ruschel, Hélio Neto, Jakson Follman, los tres sobrevivientes; más los fallecidos Gimenez, Bruno Rangel, Marcelo, Lucas Gomes, Sergio Manoel, Filipe Machado, Matheus Biteco, Cleber Santana, William Thiego, Tiaguinho, Josimar, Dener, Gil, Ananias, Kempes, Arthur Maia, Mateus Caramelo, Aílton Canela, Caio Junior, Danilo; ninguno nos suena conocido internacionalmente, al menos de momento, quizás años adelante sea otra cosa. Pero no, ya no podrá ser, se ha cortado esa línea del tiempo.
Lo que sí, ante la lista y pese al momento triste, uno no puede dejar de notar cierta ironía: entre los jugadores, ahora víctimas, hay un Caramelo y un Canela y conociendo el tono festivo con el que el pueblo de Brasil relaciona la vida con el lenguaje, recordando como allá antes se reconoce el sobrenombre que el nombre propio, uno se pregunta si tal o cual será el alias o el apellido. ¿Alguen puede mencionar en este momento el verdadero o el nombre completo de Vavá, Romario, Pelé o Ronaldinho? Las palabras pueden ser también un dribling despegue el camino de la banda hacia el centro del área contraria.

Nadie esperaba la tragedia enmedio de la comparsa, pero, ante ella, el mundo del futbol se solidariza: su rival en la Copa Sudamericana solicita a la COMEBOL que el campeonato le sea asignado al Chapecoense, un equivalente a un título post morten. Y en la Liga Brasileña, varios equipos, sino es que todos, han ofrecido ceder jugadores gratis para que la franquicia no desaparezca, porque una vez pasado el duelo habrá que continuar el juego, la vida, en un gesto que va más allá del gastado “el show debe seguir”. Porque más que un espectáculo, hablamos de un juego, donde la pelota jamás es la misma en su devenir sobre la cancha.
En el accidente murieron, además de jugadores y cuerpo técnico del equipo brasileño, otra cincuentena de pasajeros. Descansen en paz. El futbol, aunque así lo quiera hacer parecer la FIFA y los patrocinadores de la infamia y la manipulación, no es una isla sin conexión con el trabajo, las saudades, el mundo en general. 


Debo decir que la playera del Flamengo que compró mi hermano para sí ahora me pertenece. Se puede decir que también forma parte de la herencia recibida por mí a raíz de su muerte. De cuando
 en cuando suelo vestirla, es roja con negro, los colores del Flamengo, pero igual puede ser verde-amarela como el scratch, verde selva como el Chapecoense, o azul, como mi vida.

viernes, 22 de enero de 2016

DILEMAS PITAGÓRICOS Por Jesús Garrido



 I
TEOREMA

Todo estriba en la demostración formal del teorema, la cual no se limita a la posición de los cuerpos en torno a un ángulo de noventa grados a mitad de la cama o a una triste repetición de las artes eróticas babilónicas (que con su pan se lo coma Nabu, el dios de las artes de escribir, o Istar, diosa del amor y los triángulos amorosos).

"Maldita Hipotenusa", repiten, de manera opuesta y adyacente, Cateto 1 y Cateto II, elevadas sus maldiciones al cuadrado, con la certeza de que, por cobardía, no podrán dar solución al dilema por sí mismos. Ha de ser ella, aludiendo al inverso del teorema, quien destierre de sí a uno o a otro, porque, en un mundo sin geometría como el nuestro, sólo uno de los lados ha de satisfacer la ecuación que la enamora.


II
MÚSICA 

Había buscado tanto tiempo una señal. algún sonido consonante con el vaivén de su cintura: un golpe de martillo a razón de una octava, cristales quebradizos a intervalos rítmicos, la punta de una broca taladrando la madera.

Había cruzado medio mundo y la tonalidad de las islas, las cumbres somnolientas y las costas nupciales.

Había navegado, cabalgado, vendido y escondido tantos cuerpos.

Había perdido, finalmente, toda clase de armonía.

Entonces fue feliz, negándose a sí mismo.





          
III
LA NATURALEZA DEL AMOR ES MATEMÁTICA

Si Pitágoras no miente, guárdeme Aristóteles o Stephen Hawkins de dudarlo, el tiempo puede ser representado por ecuaciones; porqués totalizantes para acompasar la historia, explicar o despeñarla.

Si Pitágoras no se equivoca, o si no lo hace al menos muy seguido, el azar o Dios es predecible, tanto, como el amor cuantificable. Pero entonces, el deseo no sería múltiple y submúltiplo, raíz e impotencia, ábaco disléxico.

Sacando cuentas, si Pitágoras no miente y Freud no remoja sus barbas en algún sueño húmedo, la realidad sólo es conciente y construye su pobreza con la suma algebraica de todo lo que no es divino.


IV
PARADIGMA

He aquí algunos paradigmas desmentidos:

El mundo emerge desde su propio centro. En torno a él giran las luces y las miradas, los buques y los muelles que el astrolabio intuye al determinar la posición y altura de Venus sobre la bóveda terrestre.

El mundo nace, también, en el abismo que parte en dos tu cintura, cuando entre sueños te busco, solitario de cuarzo y salmuera. En torno a nosotros fluyen todavía, y de manera casi impronunciable, las leyes que solían regir los efectos y las causas*. 


* Incluso ellas han sido derogadas, depuestas de números y significados. Son ya curiosidades geocéntricas, sin más alineación que el semen y la sengre.


V
METEMPSICOSIS

No eres, propiamente, quien roza con las yemas de sus dedos la resequedad de mi rostro, la flacidez de este vientre que nunca alcanzó a ser firme, la concavidad reciente de los muslos y la tibia confusión que desahabita mi cuerpo.

No eres tú quien deambula por el cuarto, sale desnuda del mismo, baja las escaleras y se sirve un vaso de agua en la cocina; la que denuncia el silencio del resto de la casa y la monotonía de los jardines vecinos.

Eres y no eras, semejante a los astros, a la cicatriz que orbita los planos conocidos, sin límites ni big bang; adherida a estos restos que no son, propiamente, los míos.


VI
PARES E IMPARES

Tomemos, por ejemplo, una noche sin estrellas, el sesgado discurso de su cortina de nubes, la inmediatez del lenguaje para decirnos quédate, muy quedo, como pendientes de la escasa luz que proyectan las naves mercantes y los remolcadores en la bahía.

La noche, sugieres, es impar hasta que alguno de los dos acceda al otro, hasta que el sofismo de los números encaje sus dientes en los labios ajenos y una señal compartida declare iniciado el escarceo, doble escaramuza robada a los espejos.


VII
POLIEDROS IRREGULARES

-Sólo existen- recuerdas la lección aprendida en aquella lejana clase de tu adolescencia tardía- cinco poliedros regulares: tetraedro, octaedro, dodecaedro, icosaedro y cubo.

                                          Cinco
                                                                  Poliedros
                                                                                            Regulares

Subrayas, y de repente, al tratar de recordar los irregulares, las cifras, formas y vocablos se adecuan a tus antojos:

                                          Tres
                                                                  Amantes
                                                                                            Desnudos

                                          Tres
                                                                  Ratones
                                                                                            Ciegos

Tus manos sostienen la imagen, recién impresa, casi mística y recién bajada de internet, de aquel trío fuera del modelo pero jamás fuera de foco: Paul Rée, Lou von Salomé, Friedrich Nietzche.

Me miras, sonríes y propones. Y yo, ecce home, geómetra pitagórico, reviso nuestra agenda y, olvidándome de prismas y pirámides, vuelvo a recitar el enunciado de un teorema formulado hace algún tiempo.

ZAPATA, ESQUINA BOULEVARD por Jesús Garrido

El tiempo pasa de largo por entre las gotas sublevadas La ciudad empieza ahí donde la furia toca tierra y el mar parece reclamar po...